A mi Padre:

Incansable, paciente, trabajador,

cariñoso, bondadoso, sabio y

con una visión del mundo que le diferenciaba de todo ser terrenal

Por ti, porque te lo prometí, porque te quiero.

 

Mi madre, Eva, esa gran mujer detrás de un gran hombre, y yo, hemos unido nuestras fuerzas y energías para plasmar en este blog sus estudios de 40 años de esfuerzo, bueno, esto y mucho más….

Porque él nos hizo creer en el más allá.

ÉL

Desde pequeñita siempre estuvo a mi lado.

Se levantaba a horas intempestivas para ir a la fábrica, llevarme al colegio, hacernos felices y dárnoslo todo.

Lo increíble es que durante toda su vida siempre sacaba tiempo para leer, investigar, inventar, crear, arreglar descosidos y para hablar por los codos.

Su energía llenaba de palabras y aventuras las cenas entre amigos. Preveía el futuro incierto 10 años antes de que las cosas pasaran…. Unos lo tomaban por bromista, otros quizás por loco, otros por sabio, pero todos sin excepción le admiraban y lo tenían como un gran amigo. Dino, ese era Él – Alfredo Ribera.

Arreglaba desde zapatos hasta ventanas, puertas, piscinas, collares, motores y todo lo que llevara consigo algo de ingeniería. Era práctico y racional. Daba consejos económicos acertando al 99% y conocía la política y las culturas de todos los países del mundo. La historia y el universo eran su pasión.

Siempre le sorprendió la naturaleza y le fascinó su inteligencia; observándola emprendió el largo camino de su estudio hacia incógnitas de la vida y la ciencia, desafiando en silencio a miles de años de relatos y teorías anteriores.

Lo recuerdo sentado horas y horas haciendo cálculos, horas y horas en el garaje de casa, coqueteando con mercurio, imanes, hierros, clavos y demás artilugios; hacía figuras con los cubiertos en la mesa y jugueteaba con las manos y dedos dibujando formas mientras veía una película.

Mi madre siempre me explicaba como desde que empezaron a ser novios se pasaban las tardes en talleres para controlar la evolución de las piezas que él encargaba – en lugar de llevarla a las discotecas o salas de fiestas como todos los jóvenes solían hacer! Simplemente era diferente. A partir de ese momento, mi madre se interesó y se integró en ese mundo científico en el que él la sumergió, era tal su pasión por desentrañar la naturaleza que la contagió.

Su mente nunca dejó de descansar, ni siquiera cuando dormía.

Para mí y para muchos otros era una mente privilegiada.

Hemos pensado mucho en cómo seguir su Invento, así lo llamábamos, su legado, su «descubrimiento», después de que la vida se lo llevará a otra dimensión… y esta es nuestra opción – Que todo el mundo conozca su trabajo y encontrar a alguien que descifre su mente llena de números, fórmulas y dibujos poniendo toda la información que tenemos al alcance de todos.

Sólo necesitamos que hagáis este blog viral para que llegue a quién tenga que llegar y sepamos por fin si todo su trabajo verá la luz de la manera que a él le hubiese gustado.

No es tarea fácil y es un buen guión de película ¿no creéis? ¿Nos ayudáis a llegar a otras mentes privilegiadas que quieran resolver este desafío?

¡Infinitas Gracias!

Carolina Ribera